Es probable que haya oído hablar de la frase «fintech» recientemente, ya que se trata de un negocio que ha crecido rápidamente a nivel mundial como resultado del aumento de la demanda de mejores servicios provocado por la pandemia del COVID-19.
En esta pieza, sin embargo, esbozamos los elementos clave de cómo las Instituciones de Tecnología Financiera, o Fintech, se posicionan en las economías latinoamericanas, teniendo en cuenta que este ecosistema está omnipresente en gran parte de nuestra actividad digital diaria.
¿Quién utiliza fintech y por qué?
A partir de 2021, cuando el número de empresas fintech en nuestra región se cuadruplicó con respecto a 2018 para representar el 22.6% de todas las empresas fintech del mundo, la expansión de las empresas en nuestra región es evidente. Si bien estos números podrían no parecer preocupantes, son alentadores en el contexto latinoamericano, donde existen barreras que impiden la inclusión de toda la población al sistema financiero oficial.
En este sentido, se plantean las siguientes soluciones fintech para la inclusión financiera:
- Préstamos a empresas.
- Préstamos al consumo.
- Crowdfunding - banca online.
- Seguros.
- Transferencias y pagos.
- Gestión de las finanzas personales.
- Evaluación del crédito.
- Comercio y mercados de capitales.
- Administración del patrimonio.
¿Qué iniciativas de Educación Financiera llevan a cabo las startups fintech?
Según una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 66% de las fintech de América Latina aseguran que, como parte de su oferta, ofrecen herramientas que ayudan al usuario a tener una mejor comprensión de las finanzas. Además, dividen su asistencia de la siguiente manera:
- Realizar un seguimiento de las transacciones financieras diarias y gestionar los fondos de manera precisa (15%).
- Mejorar la accesibilidad a los bienes financieros utilizando enfoques novedosos para la verificación de la identidad y la calificación crediticia (21%).
- Hacer un esfuerzo consciente para ahorrar y prepararse para gastos imprevistos (9%).
- Encontrar y utilizar soluciones financieras más adecuadas (26%).
- Mejorar el conocimiento y la gestión del crédito (14%).